lunes, 8 de febrero de 2010

AI del 4 de febrero

Hace un año, J. N. Mattis un comandante del ejército de Estados Unidos se refirió a México como un Estado Fallido. La definición formal del término se refiere sobre todo, a la erosión de la autoridad para hacer efectivas las decisiones colectivas, y a la pérdida del monopolio legítimo de la violencia sobre su territorio y sus habitantes. Todos nos acordamos del grito en el cielo que pegaron las distintas personalidades del ámbito público del país, sin embargo, si el concepto de “Estado Fallido” podría parecer algo exagerado, la violencia diaria que se vive en México no es seguramente la característica de un “Estado Exitoso”.

Y esta realidad en donde los ciudadanos viven entre el fuego cruzado y la ley del más fuerte de un Viejo Oeste tropical, va más allá de los horizontes de la violencia física, esta violenta realidad no puede ser interpretada de otra forma que como la prueba contundente de que el país ya dio de sí. En otras palabras, el México del 2010 ha desbordado las instituciones del México de la Revolución de 1910. Ante esta evidencia, el entumecimiento del modelo económico, la ineficacia del sistema político y las raíces del deterioro social dejan de ser un enigma, y se entienden como la consecuencia de un Estado que no ha asimilado la nueva realidad en la que se encuentra.

Pero para protegernos del fatalismo, esta simple observación se inscribe en una corriente de voces que instan al “cambio”. Una reforma de gran magnitud que traduzca esa necesidad de cambiar de paradigma para entender la nueva realidad ante la que nos enfrentamos. Este 2010 resulta ser un marco propicio para incluirnos en la discusión de ese tránsito largo y lento, que comenzó probablemente con las reformas políticas de 1977, y que continúa al día de hoy, habiendo pasado por la autonomía del IFE de 1997 y la alternancia política del 2000. Para esto, la participación de las voces civiles es indispensable para no repetir el gran error que nos ha significado el haber dejado a los políticos decidir “por” nosotros y no “para” nosotros.

En este proceso largo de transición, el relevo generacional resulta fundamental para la refundación del país que nos permita reducir la distancia que existe entre lo que es hoy, y su amplio potencial. ¿En qué consiste esta transición? Fundamentalmente, en los esfuerzos por descentralizar el poder político para así asegurar la participación social en las decisiones colectivas; en la articulación de un andamiaje institucional de redistribución de la riqueza con un proyecto nacional de lucha en contra de la pobreza; en que los actores privados asuman su responsabilidad social para la regulación de un modelo propio de crecimiento económico; y en encontrar los mecanismos para que el Estado garantice efectivamente las libertades individuales de todos los mexicanos. Sólo a partir de la resolución de estos conflictos, se podrá formular un proyecto de política exterior que nos permita anclar la posición de México en el mundo como lo que es, un país en busca de su desarrollo.

martes, 19 de enero de 2010

Ida al Pasado, los años 90

Hace unas semanas, en el ambiente festivo del nuevo año y rememorando situaciones que nos marcaron durante los años 2000, tratamos con un amigo de englobar las etapas de nuestras vidas en décadas. En ese afán de categorizar para comprender mejor, los años noventa nos recuerdan sobre todo eventos aislados que no comprendimos plenamente pero que marcaron con tinta indeleble nuestra infancia. Los noventa son hoy el antecedente de nuestra generación, pero para saber de qué está hecha esta generación, primero hay que preguntarse ¿Qué relación existe entre los traumas de nuestra infancia y los eventos de esa década? ¿De qué manera nos marca hoy el hecho de ser conscientes a posteriori de lo que pasó en México y en el mundo en esos años? Seguramente de muchas formas.

Si regresamos a los principios de la década de los 90, tres son las caricaturas que construyeron los recovecos de mi imaginación. Las Tortugas Ninja me convencieron de que tenía una adicción por las pizzas sin anchoas, los Caballeros del Zodiaco fueron mi primer acercamiento con la sangre y la muerte, y los Súper Campeones me empujaron a perfeccionar mi tiro del tigre.

Algo más tarde, los Power Rangers y las películas de Batman se colaron a los primeros puestos en mi lista de héroes, sobre todo por ser encarnados por humanos reales, a diferencia de las caricaturas clásicas que sin preguntarme por qué, dejé de ver. Creer en esa posibilidad de tener ‘poderes reales’ seguramente me quitó más de una vez el sueño. Ya más adelante, las series Saved by the Bell y Dawson’s Creek se incrustaron en mi repertorio de idealismos gringos representando lo que supuestamente debía esperarme de la vida de secundaria y prepa; está de más decir que esas ganas desembocaron en múltiples frustraciones. No, no pude seguir el ejemplo del Zack de la secundaria, ni tampoco conocí a ninguna Jen en la prepa.

Mientras tanto, seguían pasando el Chavo del 8 todos los días por el Canal de las Estrellas, y mi papá me seguía acarreando en el maratón insoportable de las películas de Pedro Infante/Lucha Libre/el Fútbol/la Jugada/y Siempre en Domingo de todos los domingos. No hace falta recalcar el lugar tan importante que ocupó la tele (y todo lo que llevaba dentro) en nuestras vidas. Sin embargo, a estas alturas es interesante pensar en lo que logramos reproducir y lo que no.

Me acuerdo mucho de la mascota de las Olimpiadas de Barcelona del 92 (de nada más), de los penaltis que perdimos contra Bulgaria en el mundial del 94 y de la lágrima que se me salió y que traté de esconder cuando Alemania nos eliminó del mundial de Francia del 98. Las derrotas de la selección que cabe decirlo, nos han acompañado hasta la fecha. Pero ¿cuántos penaltis perdimos en realidad?

Si regresamos a lo que pasaba en México, muchos penaltis perdidos. Cuando pienso en Salinas, la musiquita de fondo es obligada “Solidaridad, venceremos…” la Vero, Lucia Méndez, Mijares, Daniela Romo, las Flans, Tatiana, Timbiriche, el fleco que no nos deja ver la cara de la Lucerito, César Costa, Vicente Fernández y Lucha Villa entre otras grandes estrellas. Para mí ese era el régimen en su máxima expresión, todos cantando el eslogan del que ni necesitábamos pronunciar para que esté presente. Salinas y su primer mundo, Salinas el Presidente todo poderoso y la gran desilusión (que no nos duró ni diez años, pues la tentación es grande y amenaza con regresar). La multi-crisis del 94: la devaluación del peso, el levantamiento del EZLN, la Paca y el cráneo de su patio y los asesinatos de Ruiz Massieu y Colosio. No hay mucho más que decir, la cloaca explotó por sí sola.

Y más asesinados, Selena en el 95, Gianni Versace en el 97, y la cereza en el pastel noventero, Paco Stanley en el 99. Nos mataron a la reina del electro-cumbia, al ícono de la moda y al que alegraba la hora de la comida de los hogares mexicanos. Por otras causas, la Madre Teresa y Diana también murieron en el 97 ¿Quién era Lady D? ¿Princesa de qué? ¿De dónde? ¿Por qué lloras mamá?

La frase de la década se la lleva fácil el President Clinton con su memorable “I did not have sexual relationships with that woman”. Y no podría ser menos si el acto ejecutado entre el presidente de EU y a una pasante de 22 años ha quedado firmemente grabado en el imaginario colectivo de nuestra generación.

De los grandes villanos, podríamos resaltar a uno irreal (aunque todavía no podamos comprobarlo) y a uno muy real. El Chupacabras que se cree desangró a innumerables creaturas en todo México y otros países del continente, amedrentó a más de uno en plena época ya de por sí accidentada. Y el Mocha Orejas, que desde que lo detuvieron en el 98 y hasta el día de hoy personifica la imagen pública que se tiene de los secuestradores que siguen asechando en el país.

En este recuento breve, la ambición de estos párrafos radica en el intento de revelar qué efectos tuvieron los acontecimientos de esa época en la manera en la que vivimos hoy en día. ¿Qué tantos residuos noventeros contienen nuestros comportamientos de hoy? ¿En qué medida nuestra imaginación sigue inspirándose profundamente de esos héroes caricaturescos y con poderes? ¿Cuántas canciones de aquella época seguimos recordando? Pero sobre todo, me interesa saber si esos enemigos siguen presentes en nuestras pesadillas. Si intentamos de revivir esos años o si seguimos empecinados en luchar contra reproducciones de enemigos noventeros.

Ante todo los noventa son nuestra infancia, una década considerada por muchos (por los otros) como el final del mundo, mientras que para nosotros significó simplemente el punto de partida, el comienzo.

lunes, 9 de marzo de 2009

La Visita ///////////


Dos días de playita en Manzanillo, una comida privada entre las dos parejas presidenciales en una lujosa hacienda, un paseo por Teotihuacán y un día de “visita oficial” durante el cual la Junta de Coordinación Política del senado celebrará una “sesión solemne” debido a la “la alta investidura del visitante y de los invitados” conforman el itinerario que el presidente de Francia Nicolás Sarkozy y su esposa seguirán en el transcurso de su primera visita a México.

En Francia, días antes la visita, un grupo de senadores le exigía a su presidente anular el viaje a México ya que consideraban que el arresto en el 2005 de la francesa Florence Cassez (acusada de complicidad con la banda de secuestradores “Los Zodiaco”) era obra de una manipulación mediática orquestada desde el gobierno y que la codena a 60 años de prisión significaba una flagrante provocación en contra del gobierno francés. Hoy lunes, los encabezados de los principales periódicos debaten acerca de lo que puede (o no) hacer su presidente en torno al futuro incierto de Cassez, teniendo en cuenta la voluntad expresa de Sarkozy por repatriar a su connacional para que purgue su pena en Francia.

Sin embargo, Nicolas Sarkozy (electo en el 2007) carga con el cada vez más pesado estigma de ser llamado “el hiperpresidente”. El término se le acuña gracias a su carácter hiperactivo (de paso veloz que lo hace correr en su caminar), hipernervioso (no repara en enojarse a la menor provocación), hiperatlantista (expresa cada que puede su admiración hacia Estados Unidos), hiperpresente (en todos los ámbitos y niveles de la política nacional y europea) e hipermediático (debido a su relación más que cuestionada con los principales medios de comunicación). En otras palabras, “Nicolás Bling-Bling” ha roto con la tradición de tener una figura presidencial alejada de las politiquerías internas, idealista en el planteamiento de su política exterior, cercana a las clases sociales mayoritarias, antagonistas a los propósitos del gobierno estadunidense y siempre prudente en sus exposiciones al público; y que había sido encarnada exitosamente desde el General Charles de Gaulle hasta Jacques Chirac. Esta ruptura tan indiscreta con la tradición, es actualmente sancionada con el puntaje más bajo de popularidad en lo que va de su administración. Según las encuestas, la tendencia se confirmaría si el mandatario continúa con el proceso de reformas emprendido desde que asumió el poder.

Contrariamente a lo que pasa en el país europeo, en México Felipe Calderón (electo en el 2006) cuenta con una presencia mediática que se centra esencialmente en los discursos triunfalistas que pretenden convencernos de que los tiroteos en las calles no son más que pruebas de la victoria que se aproxima si nos unimos a su guerra en contra del narcotráfico. Carente de imaginación y con un margen político cada vez más reducido, el presidente de México se hunde en su intento por legitimarse a costa de lo que sea, enviando a las calles a un ejército sin estrategia y mal preparado para luchar en contra del narcotráfico. Mientras que más de la mitad de la población empieza a sufrir las consecuencias de una crisis generalizada, su presidente gris no puede ni con su gabinete, ni con su partido, ni con una izquierda dividida, ni con el PRI que asecha, ni mucho menos podrá contra el narco. Por su parte, la presidenta de la comisión de relaciones exteriores del senado Rosario Green (una priísta reciclada) se apresta a declarar a vísperas de la visita que "Las relaciones entre México y Francia son excelentes, siempre lo han sido…”, "El presidente Sarkozy ha decidido hacer una visita de Estado y nosotros estamos entusiasmados por ello, porque el fortalecimiento de las relaciones es significativo".  Si con “relaciones excelentes” se refiere a la ausencia de relaciones serias de compromiso compartido, tiene toda la razón. Sin embargo, no sería decoroso, en esta ocasión, tratar de hablar acerca de las ambiciones en materia de política exterior de un gobierno narco-centrista, cuya esperanza por seguir siendo considerado un país en vías de desarrollo se diluye a cada año que nos alejamos del régimen salinista.

Pero estos dos perfiles a grandes rasgos no podrían ser redondeados sin que se tratara de interpretar lo que verdaderamente significa la visita de Sarkozy a México, o a Calderón, si de ser más precisos se trata. Dos cosas: primero, la profunda incomprensión de dos países que no se conocen. Ni el origen de sus problemas, ni el estado de sus presentes, ni la naturaleza de sus desafíos son temas de discusión en ninguno de los dos países. Y segundo, lo saludable que le viene a Calderón el recibir a un presidente francés y el aire fresco que le significa a Sarkozy el haberse ofrecido semejante escapadita.

P.D. ¿Qué nos querrán decir con esas manos abiertas?

jueves, 15 de enero de 2009

How does it feel? ¿Qué se siente? To be on your own, with no direction at all, a complete unknown, just like a rolling stone! Y sólo se le puede dar respuesta a esa pregunta, a esa gran frase, cuando uno ya no está rodando sin dirección. ¿De cuánto tiempo se necesita para olvidar el esos tiempos sin horario? Esos, cuando eres capaz de hacer la maleta en cinco minutos y despegar sin saber a dónde. De cuánto tiempo hablamos para poder llamar a un lugar sweet home Alabama. Para que tu guitarra tenga una esquina propia, para que los libros tengan un desorden propio, para que te voltees y encuentres su ropa desdoblada a lado de la tuya. Ya no hace falta correr, uno controla las experiencias, todas bienvenidas. Las rolas favoritas las guardas bien adentro y seguras, las nuevas las buscas constantemente hasta que te llegan asombradas de cuánto las conoces. Los vicios ahí siguen, tambaleándose pero ahí, te conocen tanto como tú a ellos. ¿De cuánto tiempo se necesita para ser capaz de voltear atrás y aceptar esa nostalgia que ahora se ha vuelto alegre? De cuánto para poder contar los pasos que se dieron para llegar hasta aquí, al comienzo, para poder cambiar esas malas notas por un requinteo bien ensayado. Do you think you can tell, did they get you to trade, tus héroes por fantasmas, canjear las cenizas en brasas por árboles, cuánto para canjear un aire caliente por una buena brisa, la comodidad por el cambio. We’re just two lost souls swimming in a fish bowl… year after year, running over the same old ground and how we found the same old fear… ¿De cuánto?

Que les venga un buen nuevo año. 

viernes, 5 de diciembre de 2008

Salut M. Daviel


Ce jeudi là, le deuxième jour de novembre 2006, je suis arrivé à la chambre 805F au 29 rue Daviel dans le treizième arrondissement. Après deux voyages en métro pour apporter les valises qui étaient chez ma tante, voilà où j’allais habiter quelque temps, ma première opportunité à Paris, mon premier petit espace dans cette nouvelle vie que je venais de commencer il y avait à peine vingt jours, quand je suis arrivé en France.

Bon, ce jeudi là dans la cuisine j’ai connu celle qui était déjà au courant du « petit mexicain » qui ne parlait pas bien le français. Léa était en train de cuisiner (probablement l’un de ses plats exotiques) et pendant que j’essayais d’exprimer mes excuses pour ne pas pouvoir bien m’exprimer, elle m’invitait à la petite soirée qu’allait se tenir le lendemain à propos de… « je ne me souviens plus » et ainsi connaître le 8ème étage qu’était, selon elle, très particulier. Cette nuit là, je me suis rendu compte qu’on pouvait regarder la pointe de la Tour Eiffel depuis la fenêtre de ma chambre et j’étais heureux. De même, j’ai mis une chanson d’Elton John et commencé à changer la façon dans laquelle la chambre était rangée. Le soir du lendemain je suis arrivé au 8ème étage où il y avait déjà des gens dans le couloir ; sans le savoir l’histoire de ma première famille à Paris avait démarré.

J’ai serré quelques mains et quelqu’un m’est invité à entrer dans la chambre qui était ouverte. C’était comme si l’on entrait dans un autre monde, un sous-monde dedans le 8ème étage qui était lui-même un monde dans ce bâtiment qui s’appelle Daviel. Immergés dans 11m2 on y entrait par centaines, la chambre était remplie de feuilles mortes, vivantes, de bambous, de dessins, de nourriture provenant des lieux exotiques, de musique, de livres et surtout d’histoires qui ne se finissaient jamais. On y pouvait marcher parmi nous, fumer des heures, rigoler, boire des cafés, des bières, de la Zubrowska, rouler des joints inachevables, construire des mondes originaux, les détruire, tuer des politiciens, nous imaginer ailleurs, faire des rencontres, pinkfloydeer, traverser l’Abbey Road mil fois sans s’arrêter, etc. Dans la chambre à Léa j’ai rencontré le poilu libanais avec ses Gauloises qui habitait au fond du couloir, la gringa qui était venue chez moi pour me demander si on pouvait parler en espagnol, le mec aux chaussures de pointe que la gringa espérée de voir en serviette et la fille qui n’a appris que la phrase « no mames » de tous les mots en espagnol qu’on utilisait et qu’elle criait en courant sans destination apparente. Ensuite on a reçu la blonde la plus voluptueuse et le gay le plus explicite que j’ai jamais connu, ils étaient arrivés pour rester avec nous ; ensemble on a fondé la République Autonome du 8ème étage. Peu après, on a doté du statu d’ambassadeur aux personnalités telles comme Laurent Trotsky, Laurent mon jumeau, le couple magnifique et scatologique Gustavo et Laetitia, le Grand Zyed, Aziza la bolivian lover, Eva ma cafetière et Eve la personne. Sans pourtant oublier des passagers comme Lex le perdu, Clémentine et la petite cousine à Léa, Yunuén, Kaliche, le frère de Laetitia et les derniers naturalisés Thaiz, Alejandro et Yves.

Enfin, des histoires très différentes qui ont convergé dans ce seul 8ème étage au 29 rue Daviel dans le treizième arrondissement à Paris pour dessiner cette grande histoire, qui est de celles qu’on n’oubliera jamais. Vous vous demanderez pourquoi est-ce que je vous écris jusqu’aujourd’hui. C’est simple, lundi dernier, le premier jour de décembre 2008, j’ai laissé mes clés du 805F à Katia. Après deux ans je quitte mon premier petite espace à Paris pour changer d’air, cette fois très bien accompagné, et avec une nostalgie du temps passé qui m’a vraiment touché. Du coup, pendant que je prenais ces photos, je me suis retrouvé avec 14 ou 17 personnes qui dansaient dans ma chambre ; je voyais comment Guillaume et Laura se donnaient des fessés ; je fumais une cigarette avec Nicolas près de la fenêtre ; je parlais de n’importe quoi avec Julie ; j’écoutais Dylan avec Léa et Real de Catorce avec Alejandro ; je rigolais avec Deborah ; je buvais une bière avec Zyed ; je prenais le petit déjeuner avec Aziza, Eva et Eve ; je discutais de la mayonnaise et de Chávez avec Gustavo et Laetitia ; j’allais voir les Rolling Stones avec Laurent ; je dînais avec Yves et Thaiz…  

Je ne le pourrai jamais oublier. Aujourd’hui on est tous partis. Demain je raconterai toujours l’histoire du 8ème étage. Ce jeudi là, en novembre 2006 j’ai rencontré des gens qui m’ont accueilli comme personne l’a fait à Paris. Voici quelques images pour qu’on se donne envie de se rencontrer plus tôt que tard. 

Le drapeaux et les signes de paix ont été descendus.

Quelques Photos








jueves, 16 de octubre de 2008

Se acabó...

Y abrí los ojos y se había acabado mi viaje a México.

Ojalá toda la vida pudiera pasarla de viaje, renovando buenas amistades, mejorando las que no lo son tanto y comenzando con ilusión algunas nuevas. Mis vacaciones de este año se acabaron, de aquí hasta diciembre, el lunes a chambear. Las cinco horas de camión hasta el DF para pensar en escribir esta entrada, las once horas de avión para reflexionar acerca de lo que hice, lo que me faltó por hacer y lo que quiero hacer el próximo año cuando regrese, porque seguro regreso, aunque no sepa cuándo exactamente. Desde hace un año creo, se me ha hecho la costumbre de dividir mi año en dos, antes y después de mi viaje a México, el segundo evidentemente es un periodo mucho más reducido, pero a lo mejor mucho más productivo. Las veces en que he regresado siempre lo hago con ideas nuevas, despejado de mente y con ganas de lustrar mis zapatos viejos, aunque casi nunca lo logre, casi nunca, esta vez sí.

Ojalá toda la vida la pudiera pasar de viaje, ojalá mis estancias siempre fueran bien recibidas, ojalá tuviera hermanos en cada puerto. Pero el tiempo pasa rápido y yo sé que dentro de poco estaré ya empacando de nuevo para subirme al tren otra vez. Ojalá la tuviera siempre para compartir esta vida con visa de turista permanente. Hoy me gustaría tener la profesión de ‘cazador de playas’, para que fueran ellas los objetivos únicos de mis viajes. Las olas, ellas, serían las encargadas de sellarme el pasaporte mientras que la arena fungiría como mi suvenir de coleccionista. Ayer quería ser ‘cazador de pinturas’, ir de país en país, de ciudad en ciudad conociendo los lugares que inspiraron a tipos como Monet, Chagall, Modigliani y Remedios Varo. Las galerías con sus obras serían mis escalas y el sentimiento de conexión con el artista, que te llega cuando te paras frente a un cuadro sería el que pesa el corazón para ver si no desborda más de lo permitido en el reglamento de vuelo.

Ahorita estoy en el aeropuerto de México, he dejado atrás Xalapa –don-de tu di-ne-ro--va-le más- y el estado de Veracruz latiendo con fuerza. Es más, en un momento pude asomarme a la ventanilla del avión y me di cuenta de que el estado latía tanto que la sangre brotaba de una herida recién abierta con la forma de la última letra del abecedario. ¿Cuándo nos volvimos gente con miedo?

Atrás dejé la supuesta vida que hubiera tenido si nunca me hubiera ido; atrás dejé a Naolinco, la playa selvática de Jicacal y sus fogatas que me han marcado tanto; atrás ya el puerto, el calor y el picnic de noche en la playa; atrás las dunas de Chachalacas; cada vez más atrás Cholula en la UDLA y ella a su vez en el Puebla al que tanto jugo me faltó sacarle; atrás, siempre atrás todo eso que hace un par de años significaba todo para mí y que hoy forma parte de la historia que cargo cuando me visto, agarro mis maletas y me subo a otro camión que me lleva hacia mi próximo destino. En esta ocasión de regreso a mi vida en el viejo continente, a terminar el ciclo que ha sufrido tantos percances desde que lo comencé en el 2004.

El recuerdo del atentado del 15 de septiembre, el sueño de la potencialidad de que un 2 de octubre vuelva a explotar. Las charlas interminables acerca de lo que ocurre en nuestro país violento, casa de las organizaciones criminales más fuertes en el mundo del narcotráfico, el ¿hasta dónde?, el ¿hasta cuándo?, el ¿quién tiene la culpa? ¿Felipe o Fidel? Nosotros cuartados de la exquisita cultura del antro, ellos cobrándoles cuotas de protección, la prensa autocensurada, muda. El -boca en boca- que distorsiona, exagera y mutila. Cada vez menos libertad pues. El hartazgo general que encamina al PRI a su regreso a los Pinos, con su Peña Nieto llegando en moto.

Todo esto aunado a la gran crisis, de la que fui el más fiel testigo, de la organización en la que más he creído en los últimos ocho años. Y me gustaría sin más dedicar esta entrada a la situación de indiferencia que noté al seno de la hache-o-te. Me di cuenta de que la hache-o-te, una organización amical en donde he pasado la mayoría de mis mejores años, se encuentra inmersa en una disputa fría entre las distintas corrientes que la conforman y que hoy la han estirado tanto hasta su deformación. Y claro que sí, me detendré para exponer a través de este medio cuáles son las corrientes que he identificado en la insuficiente visita que hice a mi ciudad natal. La razón es que por más que me detenga a analizarlas, me sigue resultando difícil escoger de cuál provengo.

Los Bustos // Calificada como descendiente directa de ‘los Culos’, ‘los Bustos’ me resultaron ser los que le rinden culto a Luis Miguel y a Fidel Herrera Beltrán, disfrutan de vestirse con camisa abierta a la mitad y pantalón con zapatos bien lustrados, los que de vez en cuando se atreven a lanzarse al antro, los que cambian más frecuentemente de grupo de ‘viejas’, los que les encanta chupar-acá-chido-conlasviejas-elpomo-yasabeshermano-¡jodertío! En fin, los de derecha pues, pero me refiero a una derecha que más que política es evidencia de la pluralidad de la que gozó la organización hache-o-te cuando unida fue vigente. Sus miembros son distinguidísimos, hay por ahí alguno que entra y sale constantemente pero cuya casa es siempre la sede oficial (antigua sede oficialísima y incubadora de la hache-o-te) pero no es mi propósito nombrarlos. No hay nada mejor que pasarse una noche entera muriéndose de risa con ellos, para mí la mejor opción cuando quieres olvidarte del golpe que te dieron al medio día.

Los Chachos // Tribu descendiente directa de aquél trío inseparable que se separó gracias a ‘la Traición’ (así con mayúscula) del innombrable y que cuenta con un líder indiscutible e incuestionable. En esta corriente encontramos el culto a la novedad musical, al podcast de Olallo, la revista R&R, los conciertos y a la única vieja que existe en la vida de cada uno de los integrantes, aunque haya por ahí alguno de sus miembros que se encela de vez en cuando. Ellos son los de la izquierda crítica, rebelde y arrogante pero la más vulnerable ante el –no- de alguna vieja. No les importa cómo vestirse, pero sí llegan a relacionarse con la gente si la rola de su estéreo vale la pena. Han trasladado su sede a la azotea de donde se puede apreciar y sobre todo mentarle la madre a la araucaria de la fidelidad. Nada mejor que un tequilita, buena música y una plática interminable con estos entrañables personajes.

Los Motas // Digamos que son el ala centrista que funge de bisagra entre los dos grandes grupos. En ella hay como tres, a veces cuatro integrantes, pero es suficiente para marcar la diferencia cuando en alguna reunión son convocados.

Los Intermitentes // En esta corriente que no es fácil de identificar sitúo a aquellos que llegan de vez en cuando o sólo en las ocasiones especiales. A ‘los intermitentes’ les molesta a sobremanera tener que escoger con qué bando salir a chupar. Ellos se fueron cuando la hache-o-te todavía funcionaba unitariamente y ellos son quizás una de las causas que provocaron la escisión dentro de la organización. Unos prefieren intentar los reencuentros y otros ya se dieron por vencidos. Pongámoslos como los partidos pequeños que se adhieren a esta o aquella corriente según lo atractivo de la idea en el momento.

Antes de seguirle, disculpen si la arrogancia aparente de esta entrada no es lo suficientemente palpable como para tropezarme con la misma piedra que dejé tirada hace un par de semanas… Al final sólo estoy recordando de dónde vengo, porque dicen que cuando no sabes a hacia dónde ir, sólo basta pararte un momento, darte la vuelta y mirar hacia atrás.

Ojalá toda la vida pudiera pasarla de viaje. Que la vida nos cobre los pasajes de ida que le debemos con regresos cada vez más firmes. Espero en serio seguir cantando cada que nos vemos, como reacción instintiva.

Que nos vaya bien…

miércoles, 20 de agosto de 2008

Otro pequeño Viaje

La música me parece tan grande. Envolverte la vida como lo hacen ciertas canciones no puede ser sólo una coincidencia como por ahí dicen muchas veces. La música me parece tan plena como un largo viaje que te lleva a lugares tan extrañamente familiares. Por ahí hace muchos años escuché en una película mexicana muy mala a un personaje citando “para descubrir nuevos mundos no es necesario cambiar de paisaje sino que mirar con nuevos ojos”, frase que sigo valorando hasta hoy enormemente. Mientras, uno sigue aquí arriba solo y quemando sus motores, mientras y hasta que alguien se atreve a abrir la puerta de un cohete con dirección al espacio. A veces me gusta entrar y concentrarme en el despegue de este tubo de metal que me atrapa resultando ser la consecuencia de las decisiones que tomo diario, igual que cualquiera. La guitarra comienza y llamo a la torre de control para darle la última señal, me tomo las píldoras de proteína y me pongo el casco cómodamente.

¿A quién no le dan ganas de despegar después de ver en las noticias el descubrimiento de una mujer de 35 años que estuvo encajada dos años en el inodoro de la casa de su novio en Ness City (los Estados Unidos), hasta que los servicios de urgencia la sacaron con una palanca?

-- Policías norteamericanos descubrieron a una mujer que vivía en el baño de su pareja. Pese a que su cuerpo estaba atrofiado por la falta de movimiento, no quería abandonar el lugar.
Una mujer de 35 años estuvo encajada dos años en el inodoro de la casa de su novio en Ness City (los Estados Unidos), hasta que los servicios de urgencia la sacaron con una palanca.
Según informó el periódico local The Hutchinson News, el novio llamó a la oficina del alguacil, el pasado febrero, para informar de que a su novia le pasaba algo raro.
Al llegar al domicilio, la Policía encontró a la mujer sentada en el inodoro, con los músculos atrofiados de no moverse y pegada a la taza. Calculó que llevaba allí sentada unos dos años.
El alguacil, Bryan Whipple, llamó a los servicios de urgencia, los cuales tuvieron que arrancar el asiento de la taza con una palanca.
Una extraña forma de vida.
El novio, que en estos dos años le llevaba comida y agua, aseguró que ella pasó allí todo ese tiempo porque quería. En un primer momento, según señaló también el alguacil: "Con sus actos, ella parecía apoyar lo que él decía, porque cuando la encontramos al principio rehusó que viniera una ambulancia".
"Ante la seriedad de la situación, llamamos a la ambulancia de todos modos, pero ella no se quería marchar", agregó el alguacil.
La Policía local estudia ahora la posibilidad de presentar cargos contra el novio por maltrato a un adulto y está también a la espera de que un estudio psiquiátrico aclare la situación mental de la mujer y el nivel de dependencia hacia su pareja.
Fuente: EFE –

Tres, dos, uno… Odisea espacial.

Hay una luz, todos la llegamos a ver en un momento u otro y el “tú no sabes lo que es, amar a alguien” también lo llegamos a escuchar, afortunadamente. Existen maneras de que te lo digan, pero de quién viene siempre fue lo que más me importó, es por eso que me doy el lujo de escogerla a ella para que me lo repita hasta quedar exhausta. Desde la primera “t” que pronuncia hasta el último “you” que canta, su voz me sigue llenando con la esperanza de que su entrega nunca va a morir. ¿Qué sería de nuestra vida si pudiéramos dedicarle hasta el suspiro más profundo a todas las cosas que nos vuelven felices? Una revolución personal en vez de andar pensando en las emancipaciones de las razas. En esta revolución cada uno sería el completo responsable de la violencia ejercida y cada uno tendría que volverse el juez de los resultados arrojados. ¿Quién se atreve a confiscarles la palabra a los pueblos que nunca se enteraron de la razón exacta por la cual se levantaron? Pobres de aquellos que creen ser los elegidos. Yo por esto me acuerdo de ti y te digo cuarenta y cuatro veces que tú puedes hacerlo todo, tú puedes hacer cada pequeña de esas cosas de las que hablamos esos días en los que vivimos juntos. Leímos historias, juntamos momentos y nos entregamos exhaustos a lo eterno de ese presente. Por eso me acuerdo, y por eso dedico esta interpretación que no podría ser de alguien más.

¡Que alguien por favor me ayude a encontrar la respuesta! ¿qué chingaos es el Calderonismo? ¿A quién se le ocurrió que México necesitaba otro ismo? Veamos, si un “ismo” al final de la palabra hace valer la existencia de una corriente, entonces éste supone que el presidente se mueve dentro de un espectro ideológico con su autoría. Entonces, así explicaríamos el aumento del salario al ejército, la pseudo-guerra que “libramos” en contra del narcotráfico, el que el país haya endorsado como la máxima política económica su enajenación neo-liberalista, el paternalismo incuestionable del titular del ejecutivo sobre su partido de origen al muy pri-estilo, la inclinación por pasar una reforma madruguera en vez de una negociada, bien planeada e incluyente, las secretarías de Estado para el compadrazgo, la gran capacidad que se necesita para pensar que las despensas clientelares significan un plan nacional de desarrollo, en fin. Una corriente ideológica que necesita haber sido bien pensada para aplicarla. Lo peor de todo es que a mi parecer tanta estupidez no fue el fruto de alguna reflexión, sino que más bien el resultado de la inercia periodística que con poca imaginación no supo cómo llamarle al grupo compacto alrededor de Felipe y que aún le sigue echando porras en la espera de algún hueso… o de que caiga. Mientras tanto, ¡que viva el Calderonismo!, sumerjámonos en su spot-bombardeo, apoyemos sus reformas, su populismo penal, que él erradicará la violencia de nuestro país, ¡Mouriño para el 2012! Y después que venga Slim y se autoproclame tercer Emperador de México.

París en agosto está completamente vacío, a excepción del barrio latino por el que estuve hace una semana con un amigo que hice en el restaurante en el que trabajé desde febrero. Paseamos por ahí un rato mientras observábamos a los turistas provenientes de todas partes del mundo y que han colonizado esa parte de la ciudad haciéndola maravillosamente apantallante para cualquiera que viene de afuera. Los parisinos, personas cuyo deporte predilecto es quejarse, tratan sobre todas las cosas de evitar esta parte de su ciudad alegando que eso no es París. Ellos prefieren lugares mucho más “branchés” como por ejemplo el barrio en donde se encuentra el Dalva (restaurante en donde trabajé) y en el cual entendí a lo que se refieren cuando hablan de esa gente a la que le llaman “la gauche caviar” (izquiera caviar) por su buen posicionamiento social y su finísima particularidad para criticar a aquellos que optan por la derecha, mientras ellos de este lado comen en pequeños restaurantes conceptuales un menú de entrada – plato – postre y comparten con nosotros (los que están detrás de la barra o en la cocina) sus bien informados puntos de vista.

El caso es que después nos fuimos en bicicleta a los campos elíseos a observar cómo en ese lugar se mezcla la juventud escandalosa, los turistas gringos y japoneses haciendo fila afuera de Louis Vuitton, las esposas de los saudís con dinero cubiertas completamente en negro, los ricos extravagantes y los millonarios de dudosa procedencia. La cultura “bling bling” en su expresión europea se pasea por la hermosa avenida a veces dando limosnas a las personas que mendigan arrodilladas frente a algún escaparate de Cartier. Es verdaderamente un espectáculo único, hay que verlo pues. Estacionamos las bicicletas y caminamos hasta el arco del triunfo, de donde cuelgan desde el primer día de julio la bandera azul con un círculo de estrellas amarillas al centro y la de Francia con motivo de la presidencia francesa de la Unión Europea que durará hasta diciembre y de la cual tanto ha alardeado Sarkozy. Al presidente francés lo tachan de ser uno de los hijos de la Berlusconización de Europa; a este espectáculo único que no sólo se ve en los campos elíseos le dicen la asunción de “la droite cassoulet” (derecha cassoulet, plato que se come cuando no hay dinero).

Haces que mi corazón cante, cosa peligrosa. Un año antes de que los jóvenes pusieran al mundo de cabeza, en el 67, la ciudad de Monterrey fue partícipe del sacrificio más famoso de la historia del rock. Hoy nuestra ciudad, preferida por la paz que ofrece a las familias de los capos del narco, tiene marcada con letras de fuego el sacrificio que un hombre afroamericano hizo frente a miles de espectadores asombrados. Haces mi todo. Me estoy acostumbrando a extrañarte todos los días, extrañamente este -otro pequeño viaje- es una proyección que atraviesa mi pensamiento permanente en ti.

Jimi Hendrix en acción.